🏰 A las 9 de la mañana tras un buen desayuno en casa, nos vamos hacia el pueblo de Langeais, al que tardamos en llegar una hora más o menos. Dejamos los coches en un parking que hay justo detrás del castillo de fácil acceso.
Damos una vuelta completa al pueblo (ya que al castillo no vamos a entrar, cuestión de prioridades), y os puedo decir que es una visita que ha merecido la pena, ya que es pequeñito pero muy coqueto y muy bien cuidado.


Al salir del pueblo vemos un puente increíble para poder cruzar el Loira, llamado puente suspendido de Langeais. Nos hemos quedado con las ganas de cruzarlo.
A 10 minutos se encuentra nuestra siguiente parada ……......el famoso Castillo de Villandry y sus jardines. Las entradas ya las llevábamos compradas on line, puedes pinchar aquí para ir a su página oficial, y nos costaron 12€ adulto y 7€ los niños mayores de 8 años con jardines e interior castillo.
Hay un parking enorme delante de la entrada, aunque nosotros encontramos aparcamiento gratuito en una calle paralela al castillo.
Había leído en algunos blogs que con los jardines era suficiente esta visita. Pues el interior merece la pena, muy bien conservado y con mobiliario original, y añadir las vistas a los jardines desde sus ventanas. Todas las habitaciones con flores naturales, en especial la variedad de orquídeas.
Hicimos la visita prácticamente solos, a nuestro ritmo, alrededor de media hora estuvimos dentro, y las vistas desde la terraza superior son.....
Vuelvo a repetir que este castillo es mucho más que jardines.
Terminado el recorrido interior nos dedicamos a sus jardines, miles y miles de fotos, cada rincón y cada zona es una maravilla.
El colorido es espectacular, las fotos no hacen justicia de lo que puedes contemplar.
Y después de casi dos horas en total, volvimos a por nuestro coche para ir a comer y conocer Tours.
Llevaba anotado un parking en la Pl. de la Resistance, tras dejar los coches, nos separamos para comer. Nosotros comimos en la calle Rue du Commerce, de primero unos kebabs que los niños estaban deseando y de postre un Bublle Waffle en Yogurt Factory . 
Volvimos a reunirnos y comenzar la ruta, aunque con el estómago lleno y algo cansados, desechamos algo de lo anotado.
La primera parada fue la Place Plumereau, una plaza medieval llena de barecitos, muchísimo ambiente y unas casas de entramados de madera muy bien conservadas que datan del S. XV. Si tenéis tiempo recomendaría tomarse algo sentado en algunas de sus mesas.
Callejeando llegamos hasta la Torre de Carlomagno y hasta la Basílica de San Martín, ambas estaban cerradas y nos conformamos con verlas por fuera. De la Basílica no tengo ninguna foto en condiciones, el cansancio ya había hecho mella.
Por último, os recomiendo una tienda que hay justo al lado de la Basílica,
La Biscuiterie de Chambord, llena de delicatesen, productos de la zona, ideas para regalar, y las famosas galletas de Chambord. Pero nosotros allí, además de las galletas compramos el mejor Rillette de Tours (una especie de paté pero en el que la carne se encuentra en hebras) que hemos probado nunca. Con nuestras compras hechas, ponemos dirección a nuestro alojamiento, para que los niños puedan disfrutar un rato jugando y nosotros un ratito de descanso.
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